Conceptos y Preceptos del Judaismo 


Momentos de Transición

 

Hoy me gustaría hablar de tres temas actuales.

En orden cronológico:

1. El ayuno del 10 de Tevet que empieza mañana viernes a las 4.20 hs. y termina a las 21.38 hs. (en Montevideo);

2. La lectura bíblica semanal de Vaieji2;

3. La conclusión de la lectura pública del primer libro del Pentateuco, Bereishit, Génesis.

 

Los tres temas, por más que a primera vista parecen no tener relación entre sí, comparten una lección en contrastes y transición.

El ayuno del 10 de Tevet fue instituido para conmemorar el sitio de Jerusalén iniciado por Nebucodonosor, Rey de Babilonia en el año 3336 desde la Creación (425 AEC). Dicho sitio dio inicio a un proceso que terminó, treinta meses después, en la destrucción del Primer Templo y el exilio de los judíos a Babilonia por setenta años.

La lectura bíblica de esta semana, Vaiejí, habla del fallecimiento de nuestro patriarca Jacob y cómo preparó a su familia para la vida después de la suya. Leemos también sobre el fallecimiento de José, con lo cual terminó una etapa privilegiada para los descendientes de Jacob en Egipto.

Al terminar la lectura se acostumbra levantar la Torá y girarla para que todos los presentes puedan ver la parte recién leída. Resulta que esta semana veremos algo que se verá cuatro veces en el año: cuatro líneas de pergamino vacío que separan entre cada libro de los cinco libros del Pentateuco y el que sigue. Nuevamente, una transición de la historia de un libro a la del siguiente.

Veamos los temas uno por uno.

 

10 de Tevet

Entre los cuatro ayunos que instituyeron los profetas para conmemorar las distintas etapas de la destrucción del Templo (Tzom Guedalia, 10 de Tevet, 17 de Tamuz, 9 de Av), el 10 de Tevet parecería ser el más light ya que conmemora “nada más” que el sitio de Jerusalén, mientras que el 17 de Tamuz conmemora la brecha de la muralla de Jerusalén, el 9 de Av conmemora la destrucción del Templo y Tzom Guedalia conmemora la extinción de la última chispa de la vida judía organizada en Israel.

No obstante vemos que entre los cuatro es el único ayuno que si coincidiera con Shabat no se posterga, a diferencia de como se hace cuando los otros ayunos coinciden con Shabat3.

Hete aquí una enseñanza importante: el comienzo de un proceso es la etapa más importante. Apenas se vislumbra un peligro - de cualquier índole - hay que reaccionar para evitar su instalación y propagación. No se puede tener paciencia. Los buenos médicos saben buscar, sin tregua, hasta encontrar cualquier célula que está demás en el cuerpo para evitar su arraigo y propagación, D-os libre y guarde.

Lo mismo es aplicable a nivel espiritual personal. Cuando uno percibe que su “Jerusalén” personal, su sensibilidad espiritual, está “sitiada”, amenazada, debe poner toda la atención para detectar su causa y determinar un plan de acción para evitar que la situación lleve a una destrucción.

 

Vaiejí

La primera palabra - y nombre - de la lectura bíblica de esta semana es Vaiejí, quiere decir “y vivió”. “Y Jacob vivió en la Tierra de Egipto diecisiete años; y la vida de Jacob fue ciento cuarenta y siete años.”

¿Cómo se entiende que la lectura denominada “Vivió” esté hablando de todo lo contrario a la vida, de la preparación para la despedida de la vida?

Una explicación es que es recién después de que uno termina su estadía física en la tierra se puede determinar si realmente vivió o simplemente “ocupó espacio”. Una vida que merece llamarse así es una vida dedicada a dejar algo de verdadero valor que trasciende la existencia limitada de uno. Algo vivo genera y produce; algo muerto simplemente se desgasta.

“Nuestro patriarca Jacob no murió,” declara el sabio Rabí Itzjak en nombre de Rabí Iojanan en el Talmud4. “¿Cómo puede ser, entonces, que leemos en la Torá que lo embalsamaron, lo eulogizaron y lo enterraron? ¿Acaso hicieron todo esto en vano?” Responde, basándose en el exégesis de un versículo5 que así como los descendientes de Jacob viven, él también vive.

La vida no necesariamente termina cuando el cuerpo deja de funcionar. El verdadero sentido de la vida puede y debe seguir por medio de los hijos y logros de uno aun después que físicamente no esté.

¿Cuántos viven una vida dedicada a la acumulación de riqueza material sólo para pasar al olvido el día que no estén más? Es otra cosa si sabe utilizar su dinero para hacer obras de bien que perduren y florezcan aun después de que físicamente no esté. Esta es una verdadera vida. Este es un verdadero legado. Una persona así realmente sigue vivo aunque física y aparentemente no esté más.

 

Pergamino Blanco

Siendo que no hay nada de más en el mundo en general y en la Torá en particular, ¿cómo es que hay cuatro líneas en blanco entre cada libro de los cinco libros del Pentateuco y el que le sigue? ¿No será un desperdicio? ¿Cómo se explica un espacio vacío en la Torá cuya objetivo es enseñarnos? ¿Por qué desaprovechar la oportunidad de llenar el vacío de contenido?

Una explicación es que esto mismo también nos enseña algo.

1. El valor del silencio. Hace falta hacerse tiempo para meditar y digerir lo que uno escucha y estudia antes de seguir adelante.

2. Las palabras de la Torá se componen de dos elementos: tinta y pergamino. Si bien las letras escritas en tinta expresan un mensaje, si no fuera por el pergamino, la tinta en sí no expresaría absolutamente nada. En otras palabras, el pergamino es el vehículo por medio del cual las letras comunican su mensaje.

Nuestra misión de vida también se compone de estos dos componentes. Cada uno nace con un mensaje especial y único para transmitir al mundo. Pero a la vez no debemos descuidar nuestra función de ser los transmisores de mensajes que deben decirse por medio nuestro. Cumplimos la función de “tinta” como también de “pergamino”. El mensaje personal es representado por la tinta; nuestra función de transmisores del mensaje Divino es representado por el pergamino.

Para tomar en cuenta: Cuanto más limpio el pergamino, tanto más nítida es la letra y su mensaje.

¡Jazak, Jazak, Venitjazek!

 

 

1. Si tiene dificultad para ayunar, consulte con su Rabino.

2. Génesis, 47:28 - 50:26

3. Resulta que por cómo está estructurado el calendario nuestro, 10 de Tevet nunca coincide con Shabat. También cuando Iom Kipur coincide con Shabat no se posterga el ayuno, pero Iom Kipur es una categoría aparte, es el único ayuno de origen bíblico; los demás son de origen rabínico.

4. Taanit, 5b

5. Jeremías 30:10