28 de Setiembre de 2011

Conceptos y Preceptos del Judaismo 

La Teshuvá (N° 34)

 
Hoy de noche, con la caída del sol, empieza Rosh Hashaná y, con ello, el comienzo de un período de diez días - que culmina con Iom Kipur - conocido como Aséret Iemei Teshuvá, o los «Diez Días de Retorno».
 
Veamos de qué se trata la Teshuvá en general y estos diez días en particular.
 
Generalmente se define Teshuvá como «arrepentimiento» [por los errores y pecados cometidos]. Si bien el arrepentimiento es un paso en el proceso de la Teshuvá, la Teshuvá es más que eso.
 
«Arrepentimiento» implica abandonar la conducta de uno y cambiar de rumbo hacia un estilo de vida nuevo y mejor. Teshuvá implica volver a lo de uno, no en el sentido de retroceder, sino en el sentido de volver al estado natural, esencial y original del cual uno pudo haberse desviado con su conducta.
 
Esto es un concepto muy importante y revolucionario y nos ayuda a entender algo sobre cómo el judaísmo ve la esencia de uno.
 
De acuerdo a las enseñanzas jasídicas y místicas judías, desde el momento que recibimos la Torá en el Sinaí, nos fue implantada una esencia Divina, aunque no se perciba por estar envuelto en un envoltorio «terrenal» y «animal». Es por esta razón que los Diez Mandamientos fueron tallados - en vez de escritos - en piedra. Una letra escrita es algo agregado, mientras que una letra tallada proviene de la propia piedra. Una letra escrita es algo impuesto, mientras que una letra tallada es algo expuesto. Los Diez Mandamientos están tallados en el alma de cada uno de nosotros. Puede ser que no se note por el polvo que se haya acumulado y que circunstancialmente las tape; hace falta nada más que desempolvarlas, sacar las sustancias foráneas adheridas, para revelar las letras del mensaje Divino que estaban siempre ahí, intactas. Los mandamientos Divinos no son algo «impuesto » que nos reprime. Son herramientas que nos ayudan a acceder y «exponer» a nuestros deseos más profundos, más profundos aún de los que yacen en nuestro subconsciente; nos ayudan a acceder y expresar lo que emana de nuestra esencia Divina misma.
 
Podríamos decir que trasgredir un mandato Divino no es simplemente una consecuencia de la falta de religiosidad; es el resultado de una disonancia cognitiva, una contradicción entre lo que uno cree que quiere y lo que realmente quiere en su fuero más íntimo.
 
El proceso de Teshuvá apunta a penetrar las apariencias para llegar a reconectarse con la propia esencia de uno mismo y darle expresión.
 
En la práctica
 
El proceso básico de la Teshuvá, como lo delinea Maimónides en sus Leyes de Teshuvá, consiste en tres pasos, 1) arrepentirse de la conducta indebida; 2) confesar los errores; 3) resolver no volver a cometer la transgresión nuevamente.
 
El que hace Teshuvá como corresponde es perdonado por D-os y hasta puede lograr estar en un nivel espiritual superior al que nunca pecó, ya que el efecto de la Teshuvá no es simplemente limpiar la cuenta de aquí en más, sino que tiene el poder de reconfigurar el pasado mismo.
 
Cuando uno hace Teshuvá motivado por temor a D-os logra reconfigurar sus pecados intencionales en meros «errores ». Cuando hace Teshuvá motivado por el amor a D-os, logra reconfigurar sus pecados, retroactivamente, en méritos.
 
¿Cómo se transforma un pecado en mérito?
 
La explicación para esto es muy sencilla. El que pecó y se arrepiente porque se concientiza del distanciamiento de D-os que haya provocado, siente una necesidad más imperiosa de volver a acercarse que aquel que no tiene «cola de paja». Su vínculo con D-os es más intenso justamente por el pasado negativo que tiene. Su retorno, motivado por su pasado negativo, hace que las trasgresiones cometidas se transformen en catalizadores de algo positivo y, consecuentemente, sus pecados mismos estén considerados, a posteriori, como méritos por ser – en última instancia - agentes del bien.
 
Teshuvá inferior y superior
 
Las enseñanzas jasídicas hablan extensamente de dos niveles de Teshuvá, la inferior y la superior. La Teshuvá inferior es la que uno hace para corregir un comportamiento negativo. La superior es la que hacemos para volvernos más profundamente conectados con D-os.
 
El mero descenso del alma desde su lugar en el mundo espiritual a vestirse en un cuerpo y «alma animal» para lidiar con las mentiras y oscuridad de este mundo material es un enorme distanciamiento que, al concientizarse de ello, despierta la necesidad imperativa de «volver a conectarse». Dicha conexión se logra por medio del estudio de la Torá, el cumplimiento de las Mitzvot y vivir la vida de acuerdo a la voluntad de D-os.
 
Cuentan de un Jasid que fue a su Rebe para que le ayude a abrir su corazón.
 «No tengo la llave para abrir tu corazón,» respondió el Rebe.
 «¿Una llave busca? ¡Use un hacha!» reclamó el Jasid, angustiado.
«Tu corazón acaba de abrirse, » dijo el Rebe con una sonrisa.
 
El elemento central de la Teshuvá es la sinceridad de la búsqueda. Suena algo banal citar el Gallito Luis como fuente en este tema, pero expresa claramente lo que dice el Talmud: ¡El que busca, encuentra!
 
Los Diez días de Teshuvá
 
Maimónides, en sus leyes de Teshuvá (2:6) dice: «A pesar de que la Teshuvá y el clamor [a D-os] es siempre bueno, en los diez días entre Rosh Hashaná y Iom Kipur es especialmente bueno y es aceptado inmediatamente, como está escrito: ‘Busquen a D-os cuando se encuentra’ (Isaías, 55:6)»
 
Los diez días entre Rosh Hashaná, cuando coronamos a D-os como rey (vease P&C No. 33), y Iom Kipur, cuando D-os nos perdona por nuestro comportamiento indebido, son una oportunidad especial para «reconectarnos» con D-os, con nuestra misión cósmica y con nosotros mismos.
 
La manera de lograrlo es ser más escrupulosos, durante dicho período, en nuestra conducta para con D-os y para con el prójimo. (Por más detalles, véase Kitzur Shuljan Aruj, Cap. 130.)
 
Los siete días entre Rosh Hashaná y Iom Kipur engloban todos los días del ciclo semanal. Nuestros sabios señalan que en cada uno de ellos podemos arreglar el comportamiento de ese día de todo el año pasado. O sea, el domingo se puede arreglar el comportamiento de todos los domingos del año pasado, el lunes se puede arreglar todos los lunes, etc.
 
Éxito con su Teshuvá! Que tengamos todos una Shaná Tová Umetuká!