¿Sefaradí o Ashkenazi? (III)
Veamos hoy algo sobre algunos de los grandes protagonistas Ashkenazíes. Como mencionamos la semana pasada, la lista es interminable, pero confío en que lo que veremos hoy sirva para motivar al lector para que investigue más sobre las personalidades de nuestra historia y se inspire con el ejemplo de sus vidas.
Rabeinu Gershom “Meor Hagolá” (960 -1040) - Luego de estudiar un tiempo en las Ieshivot de Babilonia encabezadas por los Gueonim, estableció la primera Ieshivá en el Rin, en su ciudad natal de Metz, Francia. Introdujo, con el aval de los grandes rabinos de su época, varias prohibiciones que rigen hasta el día de hoy. Entre las más famosas están la prohibición de la poligamia y la prohibición, bajo pena de excomulgación, de leer correspondencia privada de otro sin permiso.
Rabeinu Shlomo Itzjaki, conocido por sus siglas, Rashi (1040 -1105). Nació en Troyes, Francia. Otros dicen que nació en Worms, Alemania. Es el autor del comentario más importante sobre el Tanaj y Talmud, conocido como el comentario de Rashi. Su comentario facilita la comprensión de los textos para el principiante como también para el estudiante más avanzado. Hasta contiene también una dimensión kabalística. Es fascinante estudiar los comentarios de Rashi desde la óptica del Rebe de Lubavitch, Zi”a, quien, durante más de veinte años, explicaba cada Shabat el comentario de Rashi sobre uno de los versículos de la lectura semanal.
Los Baalei “Tosafot” (1105 -1305). El legado de Rashi fue continuado por varias generaciones por medio de sus yernos y nietos, conocidos como los Baalei Tosafot. Ampliaron el comentario de Rashi por medio de un análisis muy profundo y complejo. La importancia de su obra se ve en el hecho de que sus comentarios, igual que los de Rashi, están impresos en todas las ediciones del Talmud.
Moreinu Harav Reb Meir, conocido por sus siglas, Maharam de Rotenberg (c. 1120 - 1293). Nació en Worms, Alemania. Estudió en la Ieshivot de Francia con los grandes maestros de su época. Fue testigo del quemado público, en 1244, de 24 vagones de manuscritos talmúdicos por orden del rey Louis IX. Volvió a Alemania donde ejerció como rabino en varias comunidades, radicándose eventualmente en la ciudad de Rothenburg, donde mantuvo una Ieshivá en la cual estudiaron alumnos muy ilustres, como por ejemplo, Rabeinu Asher ben Iejiel, el “Rosh”. En el año 1286 fue encarcelado por orden del rey Rodolfo con el objetivo de cobrar un gran rescate, sabiendo que los judíos iban a pagar una gran suma para liberar a su amado y respetado maestro. Rabi Meir prohibió que se pagara el rescate para evitar el secuestro de otros sabios con el objetivo de cobrar un rescate. Eventualmente falleció en la cárcel y no liberaron su cuerpo hasta que catorce años después el rescate fue pagado por Alexander Suskind Wimpfen de Frankfurt, quien pidió que lo sepultaran al lado del Maharam. Efectivamente, en el antiguo cementerio judío de Worms, se pueden ver las dos tumbas juntas.
Rabeinu Asher ben Iejiel, conocido como el “Rosh” (1250?-1327). Nació en Alemania occidental, estudió con el famoso Tosafista, el Maharam de Rothenburg. Se vio obligado a escaparse de las persecuciones en la Europa Cristiana, encontrando refugio en España. Fue invitado a ser el líder espiritual de Toledo donde estableció una Ieshivá en la cual enseñó los métodos de estudio de los Tosafistas. Su hijo, Iaakov es autor de una de las primeras codificaciones de la ley judía, denominada Arba Turim o el Tur, que es usado como referencia halájica hasta el día de hoy.
Rabí Moshé Iserles, conocido por sus siglas, “Ramá” (1525-1573?). Fue Rabino Principal de Cracovia. Escribió un comentario sobre el Shuljan Aruj de Rabí Iosef Caro en el cual señala las opiniones halájicas de la tradición Ashkenazí a diferencia de las fallos en el Shuljan Aruj que están basados en las opiniones de las autoridades Sefaradíes. Es reconocido como la autoridad halájica máxima Ashkenazí. Hoy en día el Shulján Aruj está publicado con el comentario del Ramá intercalado.
Rabí Itzjak Luria, conocido por sus siglas como el Ari Zal (1534-1572). Nació en Jerusalem. Fue educado en el Cairo, bajo el tutelaje del rabino principal de Egipto, Rabí David ben Zimri, conocido por sus siglas como el Radbaz. Luego de dominar los estudios talmúdicos y halájicos, se dedicó al estudio de la Kabalá o misticismo judío. En el año 1569 (aprox.) volvió a Israel y se radicó en Safed, “capital” del estudio y práctica de la Kabalá. Revolucionó la comprensión del judaísmo por medio de su manera de entender y explicar la Kabalá. Es el responsable del gran cambio paradigmático en cuanto a la popularidad y centralización del estudio de la Kabalá, cosa que permitió a las generaciones posteriores hacer frente a las diversas presiones y seducciones de la sociedad.
Israel ben Eliezer, conocido como el Baal Shem Tov, Maestro del Buen Nombre (1698-1760). Nació en el pueblo polaco de Tloste. Fundó el movimiento jasídico que amplió más aún el estudio de los secretos de la Torá. Contó que una vez se encontró con el alma del Mashíaj y le preguntó cuándo venía a lo que le respondió “cuando tus manantiales se extiendan hacia afuera”. Se entiende de esto que el estudio del jasidismo es tanto una “degustación” de las enseñanzas del Mashíaj como también una manera de prepararse y acelerar su llegada.
Algunas reflexiones finales
Es evidente que más allá de ciertas normas de conducta y tradiciones específicas que se distinguen entre los Sefaradim y los Ashkenazim, hay una retroalimentación en el plano de los estudios e interpretación de la Torá, cada uno enriqueciéndose del estilo y método del estudio del otro.
Otra cosa fascinante es que las diferencias reafirman las coincidencias. Durante miles de años el pueblo judío ha pasado por muchas situaciones límite. Ha habido corte de comunicación entre comunidades, pero aún así, los Tzitzit, Tefilín y Mezuzot son básicamente iguales, en Pésaj se conmemora la misma historia en la misma fecha con el mismo orden del Séder, etc. Esto sirve como prueba de que la fuente de nuestras tradiciones milenarias es la misma, que las diferencias son nada más que aristas de la misma piedra.
A fin de cuentas somos un solo pueblo, sirviendo al mismo D-os por medio de una y única Torá y es esa adhesión que nos mantendrá como un solo pueblo y unido.
¡Am Israel Jai!
Nota: Gran parte de las biografías de esta serie fue basada en material publicado en www.chabad.org