Conceptos y Preceptos del Judaismo 

 

El Shofar


Estamos actualmente en el mes de Elul. Siendo el último mes del año, viene a ser el mes de “balance” en el cual uno analiza su comportamiento del año saliente y se prepara para el año entrante.

Una de las particularidades de este mes es que se hace sonar el Shofar todos los días (con excepción de Shabat y víspera de Rosh Hashaná).

Veamos de qué se trata.

El origen de la obligación de escuchar el Shofar está en la propia Torá (Números, 29:11): “Y en el séptimo mes, en el primer día del mes, será un día sagrado para ustedes, será para ustedes un día de sonido de Teruá.”

El “séptimo mes” se refiere al mes de Tishrei, séptimo mes a partir del “primer mes” bíblico, el mes de Nisán, el mes en el cual salimos de Egipto. El “primer día del séptimo mes” viene a ser Rosh Hashaná, día en el cual empieza el año, contando a partir de la creación del hombre.

¿En qué consiste?

Un Shofar es un instrumento de viento confeccionado preferiblemente del asta de carnero, aunque en realidad el asta de cualquier animal sirve siempre y cuando es un cuerno que crece con cartílago. (El cuerno de vaca o toro, por ejemplo, que no tiene cartílago, no sirve para ser utilizado como Shofar. El cartílago es eliminado en el proceso de la confección del Shofar.)

Hay tres tipos de sonidos producidos con el Shofar: Tekiá o sonido largo, Shevarim o sonido medio entrecortado y Teruá o sonido muy entrecortado. Representan diferentes tipos de llantos provocados por nuestro distanciamiento de D-os. Reflejando diversos versículos bíblicos al respecto, escuchamos una serie de combinaciones de dichos sonidos.

Hoy en día se hace sonar el Shofar en tres ocasiones: 1) Rosh Hashaná; 2) Todo el mes de Elul; 3) Al finalizar Iom Kipur. En Rosh Hashaná hacemos sonar el Shofar por los motivos delineados a continuación; durante el mes de Elul hacemos sonar el Shofar para sensibilizar y conscientizarnos en cuanto al acercamiento de Rosh Hashaná; al finalizar Iom Kipur hacemos sonar el Shofar para conmemorar el Año Jubileo cuando se hacía sonar el Shofar al finalizar Iom Kipur.

Motivos

En cuanto al motivo por hacer sonar y escuchar el Shofar, dice Maimónides (Hiljot Teshuvá, Cap. 3) que aunque la Torá no da un motivo explícitamente, y cumplimos con el precepto por ser un decreto Divino, no obstante el Shofar viene a ser una especie de llamado para despertarnos de nuestro letargo espiritual a causa de nuestro involucramiento en el mundo material y una exhortación hacia la introspección y mejoramiento de nuestra conducta.  

Rav Saadia Gaón ( Babilonia, 882-942) enumera diez cosas representadas por el sonido del Shofar:

  1. Rosh Hashaná es el aniversario de la creación del hombre. Lo primero que hizo el hombre fue reconocer la soberanía de D-os como Rey del universo. Rosh Hashaná viene a ser, entonces, el aniversario de la coronoción de D-os como rey. El Shofar se hace sonar cumpliendo el papel de las trompetas que se hacen sonar en una coronación.

 

  1. Rosh Hashaná es el primer día del período de Teshuvá, o retorno a D-os,  conocido como los Diez Días de Retorno. El sonido del Shofar viene a anunciar el arribo de dicha oportunidad especial de retorno.

 

  1. El Shofar invoca el momento en el cual recibimos la Torá en el Sinaí que fue acompañado por el sonido del Shofar. Nos inspira a que “renovemos el contrato” que asumimos para con D-os en ese momento.

 

  1. El Shofar representa las admoniciones de los profetas que nos exhortan a mejorar nuestra conducta (Ezekiel, 33:4-5).

 

  1. Invoca las trompetas de nuestros enemigos cuando se destruyó el Templo de Jerusalem. Nos inspira a que mejoremos nuestra conducta hasta merecer que se reconstruya.

 

  1. Invoca el momento de Akeidat Itzjak, cuando D-os le mandó a nuestro patriarca Avraham a sacrificar a su hijo, Itzjak. En el último momento lo paró y le dijo que fue nada más que una prueba para demostrar el compromiso incondicional que Avraham e Itzjak tenían para con D-os. La Torá nos cuenta que en lugar de Itzjak, Avraham sacrificó un carnero. Nos inspira a rever nuestro compromiso personal para con D-os.

 

  1. El Shofar provoca una sensación de temor (Amos, 3:8) que nos lleva a subyugarnos ante D-os.

 

  1. Nos recuerda del inminente Día de Juicio (Zefania, 1:14,16).

 

  1. Invoca la eventual reunión de los dispersos del pueblo de Israel (Isaías, 27:13) y refuerza nuestra fe en ella.

 

  1. Invoca la Resurección de los Muertos (ibid, 18:3).



Perspectiva Jasídica

Cada precepto de la Torá tiene su “cuerpo” y tiene su “alma”. El “cuerpo” es la aplicación práctica del precepto y el “alma” es la resonancia a nivel espiritual y cósmico.

Las enseñanzas jasídicas explican que la forma del Shofar, estrecho por el extremo por el cual uno sopla y amplia por el extremo del cual sale el sonido representa la esencia de la dinámica de la coronación de D-os: anularse frente al rey, transformándose así en un vehículo por medio del cual recibir Sus bendiciones sin límite. (Quizás esto explica la ecuación “a/0 = ∞”: dividir algo por cero da el resultado de infinito...)

De acuerdo a las enseñanzas kabalísticas, el Shofar representa el “canal de parto” cósmico, por medio del cual el mundo vuelve a nacer. La exhalación que produce el sonido representa la “exhalación” Divina por medio de la cual el mundo fue y es creado a cada instante y el sonido del Shofar representa el llanto del bebé en el momento del nacimiento.

El Baal Shem Tov dio la siguiente parábola para ilustrar la esencia del sonido de Shofar:

Había una vez un príncipe cuyo padre quizo darle la oportunidad de aprender lo que el gran mundo fuera del palacio tenía para enseñarle. Le dio las provisiones necesarias y el príncipe salió en camino. Gastó todas sus provisones y se encontró totalmente desamparado. Decidió volver a casa. Al llegar al palacio de su padre se encontró con que se había olvidado el idioma de su país natal. No había cómo comprobar a los guardias que era hijo del rey. Frustrado, empezó a llorar y gritar “¡Papá! ¡Papá!”. El rey, sentado en su trono real, escuchó los llantos y los reconoció como los de su hijo. Mandó abrirle la puerta y el padre y su hijo volvieron a reunirse.

Del mismo modo, explica el Baal Shem Tov, el “principe”, el alma, se aleja, al nacer, del “palacio real” y se ve obligado deambular por los bosques y desiertos de este mundo físico. Llega al punto de olvidarse del propósito por el cual fue alejado de su “casa”. Aun cuando se le despiertan las ganas de volver a casa, ni sabe cómo hacerlo hasta que empieza a llorar, gritando “¡Papá!” y ahí se le abren las puertas...

Ese llanto es lo que el sonido del Shofar expresa.