Tikun Olam
El otro día me llamó un amigo.
“¿Cómo estás?” me preguntó.
“Trabajando para mejorar al mundo,” contesté.
“No es tarea fácil lo tuyo,“ me dijo.
“Lo que pasa es que todo está tan mal que cualquier cosa que uno haga ya lo mejora,” aclaré medio en chiste.
¿Por qué solo “medio en chiste”?
Porque el judaísmo toma en serio la tarea de mejorar al mundo. Veamos algunos aspectos de este concepto.
Propósito de la Creación
Esta semana estuve charlando con un grupo de liceales sobre el propósito de la Creación. Una de las respuestas tradicionales que compartí es que D-os quiso hacer bondad y no es posible hacer bondad sin tener con quien.
“Si es así, ¿por qué, entonces, está todo tan difícil?” preguntó uno de ellos enseguida.
Exploramos la idea de que según la lista de ocho niveles de Tzedaká definida por Maimónides, el nivel máximo de bondad que uno puede hacer para con otro es darle utilidad. “Uno prefiere una medida generada por sí mismo que nueve medidas de su amigo,” afirman nuestros sabios (Bava Metzia 38a). Si el mundo fuera perfecto ¿para qué servimos nosotros? El hecho de que el mundo fue creado “incompleto”, nos da la posibilidad de completar y perfeccionarlo. De esa manera nos transformamos en “socios” de D-os en la creación del mundo.
La narración bíblica sobre la Creación, termina hablando del Shabat y dice: “Y D-os bendijo el séptimo día y lo consagró porque en él descansó de todo Su trabajo que D-os creó para hacer” (Génesis, 2:30). Nuestros sabios señalan la expresión “que D-os creó para hacer”, y explican que la connotación de la palabra “laasot”, (literalmente: para hacer) en este contexto es “letaken”, o sea “arreglar”. El versículo nos está diciendo que D-os creó al Universo para que nosotros, los seres humanos, lo arreglemos. De ahí la expresión Tikun Olam, “la corrección - o arreglo - del mundo”.
¿En qué consiste dicha “corrección”?
El mundo que D-os creó viene a ser la “materia prima” con la cual debemos trabajar para producir el “producto final”.
El “producto final” es un mundo en el cual se percibe la presencia del Creador y se establece un vínculo con él por medio del cumplimiento de Sus órdenes. Es cuando el mundo está en esas condiciones que se puede considerar que ha llegado al “punto de caramelo”.
“Tohu” y “Tikun”
Los Kabalistas hablan de dos estados en los cuales el mundo puede estar: 1) Tohu, caos; 2) Tikun, arreglo. La idea es que cuando cada individuo busca expresarse en forma independiente, termina chocándose con los demás y la utilidad de lo que produce es muy limitada. Es cuando cada uno aporta su especialidad dentro de un objetivo mancomunado que las fuerzas individuales se ven potenciadas entre sí y de esa manera logran su máxima productividad. El mundo de Tohu, de la expresión personal desenfrenada, es más intenso; el mundo de Tikun, de la expresión más disciplinada, es más productivo.
Quizás un buen ejemplo para ilustrar ambas realidades sería la diferencia entre un kaleidoscopio (Tohu) y un mosaico (Tikun).
Históricamente
El primero en embarcarse en este camino de Tikun Olam fue nuestro patriarca, Avraham. Dedicó su vida - y educó a sus hijos para que sigan su ejemplo - a difundir el reconocimiento de la existencia de D-os y el deber de servirLo.
Durante gran parte de nuestra historia fuimos perseguidos y, preocupados por nuestra propia supervivencia, no pudimos siquiera entretener la idea de ejercer influencia en las demás naciones. Vivimos actualmente en un mundo en el cual gozamos de libertades sin precedentes, con medios de comunicación de alcance infinito. Tenemos ahora la oportunidad de hacer más que nunca para avanzar el objetivo de Tikun Olam.
Medalla de Oro
En 1995 el Congreso autorizó al Presidente de los Estados Unidos a otorgarle al Rebe de Lubavitch, Rabino Menachem M. Schneerson, póstumo, su prestigiosa Medalla de Oro en reconocimiento a sus “aportes extraordinarios y duraderos en cuanto a la educación mundial, moralidad y actos de caridad”. De hecho, en la medalla hay dos palabras hebreas: Letaken Olam, “Corregir el Mundo”. La vida y obra del Rebe son excelentes ejemplos del aprovechamiento de las libertades sociales para preocuparse - y ocuparse - por el bienestar material y espiritual de la sociedad en general, más allá de los intereses personales y sectoriales.
El Rebe instituyó y apoyó una plétora de iniciativas de vanguardia para lograr dicho objetivo de Tikun Olam, ayudar a que el mundo funcione cada vez más como D-os quiere.
¿Es práctico?
¿No suena algo fantasioso pensar en cambiar al mundo entero? Después de todo, hay un mundo muy grande ahí afuera...
El Rebe citaba muy a menudo las palabras de nuestros sabios (Talmud Kidushin 40b, Maimónides Teshuvá, 3:1-4) al respecto:
“Uno debe siempre considerar al mundo entero, como también a sí mismo, equilibrado entre el bien y el mal. Con una sola buena acción, una sola buena palabra o un solo buen pensamiento puede cambiar su equilibrio, y consecuentemente el del mundo entero, y traer salvación al mundo.”
Maimónides explica (ibid 3:2) que no estamos en condiciones de evaluar el valor real de nuestras acciones. A veces lo que consideramos insignificante es muy importante en la “contabilidad” Divina y a veces lo que consideramos muy importante es de poca trascendencia en dichas cuentas. Sólo D-os puede llevar la cuenta correctamente.
¿Cuánto vale un chicle masticado?
Considere la siguiente historia.
Sr. Levy, aprovechando el día de mucho sol, había contratado a un pintor para que le pintara el bote que tenía amarrado hace tiempo y salió a pasear. El pintor concluyó su trabajo muy rápidamente y se fue antes de que el Sr. Levy pudo revisarlo.
Cuando, finalmente, el Sr. levy volvió a casa, fue a inspeccionar el trabajo y quedó horrorizado.
"¡¿Dónde está el bote?!", gritó.
“Pues el pintor terminó su trabajo y los chicos salieron a navegar,” dijo el casero.
"¡¡¡¡Noooooooo!!!!! El bote tenía un agujero. Mis hijos están en peligro. ¡¡El bote se va a hundir!!"
Desesperadamente intentó comunicarse con fuerzas de auxilio, pero al estar en un lugar remoto no tuvo éxito.
Poco antes de bajar el sol ve que el bote con sus hijos está volviendo tranquilamente.
No podía creer lo que sus ojos veían. ¿Cómo puede ser que no se haya hundido el bote con semejante agujero?
Al inspeccionar el bote vio que el agujero estaba tapado. Seguramente fue el pintor quien lo arregló. Fue corriendo hasta la casa del pintor para agradecerle el haber salvado las vidas de sus hijos.
“¡No lo menciones!”, dijo con una sonrisa. “Cuando vi el agujero, saqué el chicle que estaba masticando, lo tapé, y pinté encima”, aclaró. “Me debe nada más que el valor de un chicle...."
Si fueras D-os, ¿pondrías un haber en la cuenta del pintor por el valor de un chicle o por el valor de tres vidas humanas?