Rosh Hashaná
Rosh Hashaná (literalmente, “Cabeza del Año”) conmemora el aniversario de la creación del universo hace 5.774 años. Más específicamente conmemora el sexto día de la creación, el día en el cual el hombre fue creado.
Veamos algunos aspectos del significado de esta fecha tan importante.
Recreación
De acuerdo a las enseñanzas del jasidismo y kabalá en las fechas conmemorativas de nuestro calendario no sólo recordamos hechos del pasado, sino que los revivimos. El tiempo no es meramente un medidor y ordenador, es una creación en sí. Siendo que el tiempo mismo es una creación, cada día de cada ciclo (semanal, mensual, anual) tiene su propósito, energía y “orden del día”. Generalmente podemos saber cuáles son de acuerdo a los acontecimientos del pasado que conmemoramos en ellas como también de los preceptos vinculados con dicha conmemoración.
En Rosh Hashaná, aniversario de la Creación, D-os vuelve a crear al mundo – y más específicamente al hombre - con nuevas fuerzas y energías.
El Propósito de la Creación
Las primeras preguntas que surgen cuando hablamos de la creación del mundo son “¿por qué?” y “¿para qué?” ¿Para qué le hacía falta a D-os crear este mundo? ¿Cuál fue Su objetivo?
No es de las preguntas más fáciles de responder; después de todo, estamos, meros mortales, intentando comprender los motivos de nuestro Creador. En realidad sería totalmente imposible lograrlo – más allá de la especulación – si no fuera por el hecho de que Él mismo nos haya revelado algo de Sus motivos.
Encontramos a lo largo del Talmud, Kabalá y Jasidismo varias explicaciones al respecto. Uno de los motivos que se da por la creación del mundo es el hecho que D-os quiso brindar bondad. Dado que para poder brindar bondad, debe haber un “otro” a quién brindarlo, creó una existencia (aparentemente) independiente de Él: este mundo del cual somos parte.
Cabe preguntarse:
Si el objetivo por el cual D-os creó al mundo es brindar bondad, ¿por qué, entonces, resulta la vida ser tan difícil? ¿Por qué cuesta tanto lograr lo que nos proponemos en la vida?
La respuesta que nuestros sabios dan es: La mayor bondad que se le puede hacer a alguien es darle utilidad. Esa es la razón por la que D-os nos dio la oportunidad de ser “socio” con él en la creación. Creó un mundo incompleto y nos cargó con la tarea de perfeccionar y completarlo. Si hubiese creado un mundo en el cual no hace falta esforzarse para lograr las cosas, seríamos nada más que receptores de una bondad gratuita y seríamos totalmente inútiles.
El Mayor Aporte Humano
¿Cuál es el diferencial más importante y la mayor función que el hombre puede cumplir? ¿Cuál es su mayor utilidad?
El mayor diferencial que distingue al hombre del resto de la creación es su capacidad de elegir entre el bien y el mal. Los animales son esclavos de sus instintos y no pueden optar por ir en contra de ellos. Sus acciones no tienen implicancias morales. El hombre es el único que puede optar y por lo tanto sus decisiones tienen connotaciones éticas y morales.
La mayor función que el hombre puede cumplir es utilizar esa capacidad de elegir para optar por reconocer a su creador y cumplir con el propósito Divino de su existencia. De hecho, lo primero que hizo Adán fue convocar a toda la creación y proclamarLe a D-os como Rey del Universo.
Así que Rosh Hashaná no es sólo el aniversario de la creación del hombre; es también el aniversario de la coronación de D-os como Rey del Universo.
Cuando llega Rosh Hashaná no sólo recordamos dicho evento, sino que volvemos a “coronar” a D-os como Rey del Universo.
“Coronar” a D-os como rey implica no sólo proclamarLo comoRey del gran Universo, sino, lo más importante, proclamarLo como Rey y autoridad máxima en la vida personal y cotidiana de uno mismo.
En la Práctica
¿Cómo se hace?
Simplemente haciéndolo.
Un rey da órdenes; no sugerencias. Al cumplir con las órdenes del Rey uno manifiesta la aceptación de Su autoridad y el deber de servirLo.
Año Embolismal
Este año, 5774, es una Shaná Meubéret, o año “embolismal”. Contiene trece meses en lugar de doce.
Dado que el año lunar tiene un promedio de 355 días (que “causalmente” es el valor numérico de la palabra Shaná o año) y el año solar tiene 365 días, resulta que las fechas, fijadas por la luna, se van corriendo unos diez días por año con relación a las estaciones, fijadas por el sol.
Siendo que la Torá nos encomienda que observemos siempre la festividad de Pésaj en la primavera boreal1, agregamos un mes cada dos o tres años para compensar la diferencia. Ese año está denominado Shaná Meuberet (año “preñado”) o año embolismal.
Como en todas las Mitzvot, también en esta hay una enseñanza para la vida.
Todas las Mitzvot que hacemos para iluminar al mundo se dividen en dos tipos: aquellos que, como el sol que irradia una luz constante, son constantes, y aquellos que, como la luna que ilumina con una luz cambiante, son cambiantes.
Cada uno de los dos tipos tiene una ventaja y una desventaja. Las Mitzvot constantes, si bien no motivan tanto como las Mitzvot esporádicas, están profundamente arraigadas en nosotros. Las esporádicas motivan mucho, aunque nos están tan profundamente arraigadas.
La enseñanza del año embolismal es que debemos buscar la manera de fusionarlos a ambos, o sea introducir la cualidad de cada uno en el otro. Debemos buscar novedad y frescura en los preceptos constantes y debemos buscar constancia en la innovación.
Un ejemplo de cómo introducir la ventaja “lunar” en un acto “solar”:
Colocamos los Tefilín diariamente sobre el brazo y la cabeza para subyugar nuestros pensamientos y sentimientos al servicio de D-os. La manera de introducir frescura en ese acto diario es pensar cada día en alguna idea o sentimiento personal que necesita ser sublimado... La tarea de subyugar es constante (sol); lo qué subyugar es cambiante (lunar).
Un ejemplo de introducir la cualidad “solar” en las actividades “lunares” sería buscar constantemente propuestas novedosas para transmitir el mensaje del judaísmo.
Los diferentes medios y estilos de comunicación utilizados para difundir las ideas y valores milenarias de la Torá son ejemplos de dicho intento.
El Shofar
La Mitzvá central de Rosh Hashaná es escuchar el sonido del Shofar. El Shofar, que proviene de un animal y es doblado, nos enseña que la manera de “coronar” a D-os es por medio de doblegar a nuestros instintos animales y transformarlos en un instrumento por medio del cual expresar el sonido más profundo del alma.
Si conoce alguien que no puede asistir a la sinagoga para escuchar el Shofar, por favor contáctese con Beit Jabad para coordinar “Shofar a Domicilio”.
1. Deut. 16:1