Conceptos y Preceptos del Judaismo 

 

Pirkei Avot III

 

En memoria de nuestros hermanos y hermanas que dieron su vida en defensa de nuestro pueblo. 

 

Akavia, hijo de Mahalalel, dice: Fíjate en tres cosas y no vas a llegar a las manos del pecado:

1) ¿De dónde vienes? 2) ¿Hacia dónde vas? 3) ¿Ante quién estás destinado a rendir cuentas?

¿De dónde vienes? De una gota fétida. ¿Hacia dónde vas? Hacia un lugar de tierra, gusanos y descomposición. ¿Ante quién estás destinado a rendir cuentas? Ante el Rey de los reyes de los reyes, el Santo, bendito sea. 

(Pirkei Avot, 3:1)

 

¿Por qué la redundancia? ¿Por qué no decir directa y claramente que al pensar que “viene de una gota fétida y que va a un lugar de descomposición y que va a rendir cuentas ante D-os uno no llegará a pecar”?

Una explicación es que nuestra Mishná se está dirigiendo a tres personas diferentes con necesidades diferentes.

Cuando de los conflictos internos se trata, hay quienes necesitan simplemente que se les haga recordar, hay quienes necesitan que se los inspire y hay quienes necesitan que se los despierte.

¿Quiénes son estas tres personas? 

La palabra hebrea por comunidad es Tzibur. Es una palabra cuyas letras sirven de siglas de las palabras Tzadikim, Beinonim UReshaim, o sea, “justos”, “intermedios” y “malvados”. Una comunidad se compone de estos tres tipos de personas. 

El Tzadik es aquel que no tiene ganas de hacer el mal. Los conflictos internos que puede tener es en cuanto a cuál de las diferentes posibles opciones de hacer el bien debería elegir. 

El Beinoní es aquel que tiene ganas de hacer el mal pero se controla. Lucha contra sus instintos. Sus instintos son iguales que los del malvado, pero su conducta es igual a la del Tzadik. 

El Rashá es aquel que no tiene conflicto interno. Está totalmente dedicado a satisfacer los dictámenes de sus instintos.   

Cada uno de estos tres necesita una “mano” diferente.

 

El Tzadik

Como mencionamos, el conflicto del Tzadik se presenta cuando tiene varias posibilidades para hacer el bien. ¿A cuál elige?

Akavia ben Mahalalel le da un consejo: “Fíjate en tres cosas” 

¿A cuáles “tres cosas” se refiere? 

Encontramos en el Talmud1 la siguiente declaración: “Bendito es D-os que dio una triple Torá2 a un triple pueblo3 por medio de un “triple”4 en el tercer día5, en el tercer mes6.”

Surge la pregunta: ¿Por qué enfatizar tanto la multiplicidad representada por el número tres, en vez de la unicidad representada por el número uno? ¿No sería más apropiado destacar la singularidad de la Torá, Moisés y el pueblo de Israel?

La explicación:

Si bien el número uno representa la unicidad, no excluye la posibilidad de que haya la existencia de otro. El número dos representa la existencia de dos entidades diferentes, hasta contrapuestas. El número tres representa una nueva realidad de unión, lograda por medio de la reconciliación.  

Estos tres pasos son conocidos en términos filosóficos como “tesis”, “antítesis” y “síntesis”.

El número tres (síntesis) capta la esencia del objetivo de la entrega de la Torá: manifestar la verdad absoluta que trasciende y a la vez se expresa por medio de las diferencias. Antes de que D-os creara el universo estaba Él sólo (“Tesis”). Al crear el universo apareció otra percepción – hasta totalmente contraria - de la realidad (“Antítesis”). El objetivo de la entrega de la Torá fue reconciliar ambas realidades, la del Creador con la de la Creación, la espiritual con la material (“Síntesis”).

Este, entonces, es el consejo que Akavia ben Mahalalel le ofrece al Tzadik cuando ve delante suyo varias posibilidades para hacer el bien: elije la posibilidad que más expresa el número tres, que más sirve para unir “cielo” con “tierra”, trayendo armonía y reconciliación al mundo.  

 

El Beinoní

El Beinoní, el “intermedio”, es el nivel que todos podemos alcanzar. No todos podemos erradicar la ganas de hacer el mal; todos podemos controlar nuestros pensamientos, palabras y acciones para que no den expresión concreta al deseo por hacer el mal.

Dicha lucha entre lo que uno quiere y lo que debe es muy dura e incesante. ¿Cómo hace uno para superar la tentación de hacer lo que le dicta su instinto animal?

Akavia ben Mahalael le da un consejo a este guerrero espiritual: “Piensa en el hecho que vienes de ‘¿Dónde?’, vas a ‘¿Dónde?’, y estás destinado a rendir cuentas ante ‘¿Quién?’”. En otras palabras, se puede entender la segunda parte de la Mishná como afirmaciones (además de su significado literal como preguntas).

La explicación:

La causa de la lucha interior del Beinoní es la puja para expresarse entre las dos percepciones antitéticas que tienen el alma “Divina” y el cuerpo y alma “animal”. Ambas realidades tienen criterios diferentes en cuanto a lo que se considera beneficioso y dañino.

Ante la tentación de hacer el mal, ¿cómo hace uno para combatirla? La manera lógica es por medio de pensar en cuán dañino sería hacer el mal y por lo tanto lo beneficioso que es abstenerse de hacerlo. El factor principal en este caso es el miedo (a las consecuencias de sus acciones negativas).

Akavia ben Mahalalel plantea otra herramienta: el orgullo. En vez de pensar en cuán horrible es hacer el mal, dice, piensa en cuán elevado eres y como no corresponde para alguien de tu nivel dejarse controlar por sus instintos animales.

Piensa que el origen tu alma es una realidad tan elevada e indescriptible que solamente se puede referir a ella como “¿Dónde?”. Piensa también en el hecho de que eventualmente, luego de su viaje por la tierra, tu alma llegará a un nivel tan elevado que está denominado “¿Dónde?”. Y por último, piensa en que eventualmente vas a presentarte ante “¿Quién?”, o sea ante D-os, que por su indescriptibilidad está denominado simplemente como “¿Quién?”. Ante semejante origen y destino, ¿vale la pena enchastrarse con pavadas?

 

El Rashá

Cuentan de uno que, caminando por la calle, vio un grupo de gente tratando de empujar un burro empecinado, sin éxito.

Se acerca al grupo y les dice: “¿No saben cómo hacer caminar a un burro? Hay que soplar en su oído y pedirle tranquilamente que se mueva…”

“A ver, ¿cómo es?”

Se acerca al burro, le da una paliza, levanta la oreja del burro y le sopla. Increíblemente, el burro empieza a caminar.

“¡Qué impresionante!” exclamaron. “Pero, ¿por qué hubo que darle una paliza?”

“Esto fue para captar su atención. Una vez que le capté la atención, me escuchó aun cuando le hablé por medio de un susurro…”

Para que el Rashá, el que está totalmente metido en el mundo material, te escuche cuando le hablas de valores espirituales, hace falta primero “captar su atención”. Muéstrale cómo todos los valores materiales esencialmente no sirven de nada… salvo si están al servicio de lo espiritual y eterno.

¿Cuál de los tres mensajes resuena más contigo?

 

 

Basado en las enseñanzas del Rebe de Lubavitch, que su mérito nos proteja.

 

1. Shabat, 88a

2. Torá, Neviim, Ketuvim

3. Kohein, Levi, Israel

4. Moshé nació después de sus dos hermanos, Miriam y Aharón.

5. de separación conyugal en preparación para la entrega de la Torá.

6. luego de salir de Egipto, el mes de Siván.